jueves, 30 de abril de 2009

AL MAYO MANCHEGO DE PEDRO MUÑOZ


Son las 23.00 horas aproximadamente, ya hemos quedado en el Majano para tomar unas cañitas antes de salir a cantar los Mayos. La gente empieza a llegar, Moi y Ana, Rafa y Elisa, Eva, Javi, Mariví, Joaquín, y los más golfos claro, Jose Benito, Llanos, Aida, Gustavo y la presente…esos no pueden faltar…Después de un tiempo sin vernos pues acompañando a las cañas van unas risas contando lo que nos ha pasado en esos meses, que si el curro por allí, que si las fiestas que nos hemos corrio los golfos, claro, que qué tal María y el resto de churumbeles del grupo. Aunque este año no hemos encargado camisetas, Jose Benito aparece con unos pañuelos de cuadros, no para todos, que nos colgamos al cuello, pa llevar algo “típico”. Ah!, se me olvidó mencionar a Concha y Javi, y como a Toni, que como no lo apunte…..entre caña y pincho son casi ya las doce, hora que hemos quedado con la farola que lleva “el pelos” en la plaza, toa la gente joven, y bueno, no tan joven.
Hemos repartío el panfleto con la canción que alguien nos ha dado y que hace desinteresadamente todos los años, no se quién es, para poder cantarla, que es muy larga y se olvida de un año para otro, aunque tengo que confesar que yo ya me la estoy aprendiendo..ejem…(será de haberla cantado muchas primaveras..?)
Llegamos a la plaza, se palpa la emoción, ya está toda la gente reunida, cada una en su grupete y rodeando la farola, preparados todos para cuando “el pelos” anuncie que ha llegado el momento. Últimos nervios, dónde he dejado el papel con la letra?, alguien me ha birlao la cerveza, he perdio a mis colegas entre toa la gente….y a la de tres comienza, todo el mundo se une y empieza la canción “Estamos a treinta de abril……”
(PDATA: QUÉ GUAPA LA CHICA DE LA FOTO, JE JE...)

domingo, 19 de abril de 2009

5 SENTIDOS


Creo que cuando llego a Marruecos tardan media hora en abrírseme los cinco sentidos.

Nada más entrar en el país miles de olores entran por tu olfato, el olor a especias, almizkle y hierbabuena por un lado y por el otro el olor a podredumbre, parecen mezclarse para así recordarte el lado dulce y amargo de vida.

El oído se llena con los cánticos de las Mezquitas a las diferentes horas del rezo, y no solo eso. La música folclórika junto con los cantantes de moda, te bombardea en cada esquina de la ciudad.

La vista, lo que se me clava en ella son los ojos negros. Esos ojos, curiosos, inquietantes, casi impetuosos, que te observan mientras andas. Ojos dulces, melancólicos, entrecruzan miradas constantes contigo.

El gusto, es un gusto llegar a Marruecos y poder saborear todo el arte culinario del país. El cuscus de verduras o de carne, o el tagin de pollo con sabor a limón, o el de pescado con sabor a cominos y azafrán, la chubaquia, esa masa frita recubierta con miel, que puede cerrar como postre una suculenta comida. O otros sabores como el té negro y el té verde, en el que junto con el gusto, disfrutan más sentidos como el de el olor, la vista, el oído al escuchar como se vierte en tu vaso...

Y por último el tacto. En este caso es algo personal, mi tacto disfruta al chocar la mano y abrazar a los amigos que reencuentro allí. Volver a oir sus historias, y compartir parte del viaje con ellos cierra el placer de los sentidos que halló al llegar al país donde parece que el tiempo se para, donde no corren las agujas del reloj...