jueves, 24 de junio de 2021

12. Abuelo

 



Cuando lo recuerdo vienen un montón de momentos a mi mente. Los churros de domingo recién hechos que siempre nos traía en un trozo de cartón salpicados por la grasa. Aquella forma tan curiosa y ordenada que tenía de colocar las cosas, que llegaba a ser hasta un ritual.

Yo me quedaba embelesada mirándolo, podría haber sido eterno, nunca me cansaba de hacerlo.

También la manera tan dulce que tenía de darme un pellizco en la cara, para llamarme la atención, o simplemente chincharme.

Le gustaba silbar y lo hacía con tanta maestría que sonaba como un instrumento, esa entonación que me hacía saltar el alma e ir corriendo a buscarlo porque sabía que ya estaba entrando por la puerta.

Pero lo que más me gustaba era discutir con él, que eran más charlas que discusiones, de todo tipo de temas, de política, nos encantaba llevarnos la contraria, argumentar hasta la saciedad y quitarnos la palabra el uno al otro, para después filosofar, pero eso fue cuando yo era mocita y caíste en la cuenta de que la niña que fui no volvería.

Cuando me hablabas de la abuela, y me contabas cómo la habías conocido aquella tarde de domingo y que desde entonces no habías querido separarte de su lado, de lo feliz y sencilla que había sido la vida con ella, así lo veías tú.

Y desde entonces te echo de menos casi todos los domingos, cuando llueve, y no puedo oírte llegando a casa a visitarnos, entonando alguna cancioncilla con el aguinaldo debajo del brazo, esperando intercambiarlo por un beso rápido de interés para que lo soltases y yo dispusiera de veinte duros más para gastármelo con mis amigas.

Todo eso es lo que recuerdo y nunca pasó, porque no te llegué a conocer, sólo la vieja foto que guarda mamá en un portarretratos del mueble, y que viene acompañada de pequeñas anécdotas cuando sales a relucir en alguna conversación. Abuelo ausente pero siempre presente, te guardo con esmero en mi imaginación.

Dedicado a todos los abuelos que han estado y a los que han estado sin estar, y a los cuatro míos, que sí tuve la gran suerte de conocer, en especial.


jueves, 3 de junio de 2021

11. Pies

 


Sus pies tan esponjosos y pequeños, le despertaban ternura y le eran ajenos a la par. Cuando rozaban su piel la sensación era agradable, pero estaban unidos a un cuerpo con el que aún no se había familiarizado.

Nunca pensó en ser padre. El embarazo de Lola le había pillado por sorpresa y, ante la estupefacción y confusión, habían continuado adelante probablemente por inercia. La criatura recién llegada buscaba su mirada entre movimientos torpes y espasmódicos, tanteaba una conexión con su progenitor no correspondida.

La cosa no pareció mejorar con el tiempo. El bebé pasó a ser un hombrecito y, en lugar de forjarse lazos de afecto entre ellos, la indiferencia parecía ser la tónica de su relación.

No era que lo despreciase, simplemente no había germinado la unión que parecía lógica entre padre e hijo.

Lola lo notaba y no sabía darle explicación al suceso. Llegó a la conclusión de que su marido no tenía capacidad de amar. A pesar de ello siguieron comportándose como una familia, aunque en el fondo siempre había un poso de tibieza y desdén que empañaba la atmósfera.

El pequeño Tomás fue creciendo hasta convertirse en un adulto firme y constante. Se casó con María y tuvieron dos hijos. A María nunca llegó a hacerla feliz, y sus hijos, con el paso de los años, fueron dejando poco a poco de tener relación con Tomás. Tampoco oirían hablar jamás de su abuelo.

 

 


miércoles, 2 de junio de 2021

Bonito



Qué bonito recibir cumplidos

en este mundo tan loco y ajetreado

qué bonito que alguien se fije en otro,

y de repente sus palabras dibujen un elogio

una admiración, un halago.

 

Qué bonito recibir cumplidos

Y qué bien ha sonado

 

Que alguien te confiese

que le gustan tus manos

que ha visto en ti la dulzura

que algo le ha eclipsado.

 

Qué bonito que de repente

lo perciba alguien extraño.