domingo, 19 de abril de 2009

5 SENTIDOS


Creo que cuando llego a Marruecos tardan media hora en abrírseme los cinco sentidos.

Nada más entrar en el país miles de olores entran por tu olfato, el olor a especias, almizkle y hierbabuena por un lado y por el otro el olor a podredumbre, parecen mezclarse para así recordarte el lado dulce y amargo de vida.

El oído se llena con los cánticos de las Mezquitas a las diferentes horas del rezo, y no solo eso. La música folclórika junto con los cantantes de moda, te bombardea en cada esquina de la ciudad.

La vista, lo que se me clava en ella son los ojos negros. Esos ojos, curiosos, inquietantes, casi impetuosos, que te observan mientras andas. Ojos dulces, melancólicos, entrecruzan miradas constantes contigo.

El gusto, es un gusto llegar a Marruecos y poder saborear todo el arte culinario del país. El cuscus de verduras o de carne, o el tagin de pollo con sabor a limón, o el de pescado con sabor a cominos y azafrán, la chubaquia, esa masa frita recubierta con miel, que puede cerrar como postre una suculenta comida. O otros sabores como el té negro y el té verde, en el que junto con el gusto, disfrutan más sentidos como el de el olor, la vista, el oído al escuchar como se vierte en tu vaso...

Y por último el tacto. En este caso es algo personal, mi tacto disfruta al chocar la mano y abrazar a los amigos que reencuentro allí. Volver a oir sus historias, y compartir parte del viaje con ellos cierra el placer de los sentidos que halló al llegar al país donde parece que el tiempo se para, donde no corren las agujas del reloj...

1 comentario:

Jose Antonio dijo...

pa´tí pa´siempre mi crónica mora

mua! guapa!

http://carcajada.blogspot.es/1254258480/