domingo, 7 de noviembre de 2010

El CUERVO




Apenas oí su graznido cuando se acercó a mi ventana. Lo introduje en mi sueño casi sin darme cuenta.

Yo estaba andando, al lado de un lago. Era muy azul, tanto que al mirarlo te llegaba a doler la vista. Entonces se acercó él. Se puso enfrente de mí y me miró con sus oscuros ojos negros. Su pelaje también reflejaba un tono azul, pero distinto al del lago. Era un negro-azulado.

- Has venido a por mi alma verdad? – le pregunté.

No me respondió. Simplemente alzó el vuelo y se marchó. Un escalofrío recorrió mi cuerpo en ese momento. Sabía que aquel día era el último de mi vida, y sólo me quedaban unas horas, unos minutos, unos segundos para contemplar lo que me resultaba conocido y familiar hasta ese momento.

Pasé el resto del tiempo angustiado. Contemplando una tras otra las vueltas de las manillas del reloj.

Me acosté pensando que tal vez se había equivocado, o que me había dado otra oportunidad. Con eso rondando en mi cabeza concilié algo de sueño. Entonces lo oí. Y su graznido me despertó. Ahí estaba esperando en la ventana sigiloso, atento, descarado. Había venido a por lo suyo y no se iría sin llevárselo.

No me dolió cuando me la arrancó, de cuajo y sin ningún tipo de piedad.

Y ahora sobrevuela de nuevo el ancho cielo, con otra alma más. Pero esta vez no es un alma cualquiera, sino, mi propia alma.

Noche de Halloween. Octubre 2010.

No hay comentarios: