domingo, 14 de noviembre de 2021

22. Sola

 


 

Solaaaaaaaa!!! Como en la canción que cantaba Marta Sánchez de Olé Olé por fin se iba a quedar sola en casa. Sus padres se marchaban el fin de semana al pueblo y le iban a dar oportunidad de no acompañarlos.

No cabía en sí de la emoción. Telefoneó enseguida a Marta.

-          - ¡Esta noche fiestón! – le dijo- iba a hacer algo en casa pero prefiero salir!!.

-              - ¿Seguro? – le preguntó Marta.

-             - Sí, voy a aprovechar que no tengo toque de queda.

Así que en cuanto el coche de sus padres arrancó y lo vio alejarse comenzó a arreglarse. Se amenizó con un disco de Luz Casal que le encantaba a su madre.

     - ¡¡Rufino me invita a jugar al casinooo!!!- canturreaba mientras terminaba de acicalarse.

Con las medias de malla y el pelo lleno de laca salió de su casa. Había quedado con las chicas en el bar de Pablo, como siempre. Allí tomarían algo y luego a la disco.

 Pablo siempre las miraba con desdén, las veía como unas criajas, y Lucía en realidad estaba loca por sus huesos.

-           -  Que te vas a quedar atontada- le dijo Marta- no le quitas los ojos de encima.

-          -  Hoy voy a ir a por todas- le respondió Lucía- aprovechando que mis padres no están.

-           -  Solo se fija en las mayores, a nosotras nos ve como unas niñatas.

-           - Eso lo veremos- le contestó mientras dejaba el vaso con seguridad intentando creerse sus propias palabras.

Pero cuando llevaban unos minis a Lucía ya se le había olvidado Pablo. Llegaron a la discoteca con ganas de darlo todo en la pista, y lo hicieron. Allí sonó desde George Michael hasta Rick Astley, pasando por A-ha, Tears for fears y Cindy Lauper. El éxtasis vibraba en la pista, Marta, Charo, Laura y Lucía se abrazaban mientras no paraban de saltar.

-          - ¡¡Girls yas wan jav fannn!!- gritaban, no sabían ni cómo se pronunciaba ni lo que estaban diciendo, pero era como un himno para ellas.

-           - Por allí está Pablo y está mirando hacia aquí- le dijo de repente Marta a Lucía.

             -  Hoy creo que me da igual, ¿vamos a ver si nos podemos pedir el último cubata?

-           -  ¡Venga!- respondieron las cuatro al unísono.

Juntaron las monedas que les quedaban y camelándose al camarero que estaba en la barra consiguieron que les pusiera la copa.

Apuraron hasta el último sorbo, y en cada trago cada una proponía un brindis.

          - Porque te quedes más fines de semana sola Marta.

-          - ¡Porque perdamos la virginidad!- vociferó Charo.

-                - Por seguir viniendo a bailar a la Punisher.

-            -  ¡Salut!- gritaban al aire simulando tener todas un vaso.

La música paró en seco y se empezaron a encender todas las luces. ¡Eran las seis de la mañana!, no se lo podían creer. Se fueron tarareando y haciendo eses. Lucía y Marta que vivían cerca fueron las últimas en despedirse:

-           -  Mañana más guapa, que todavía queda fin de semana.

-           -  Vas a desear que llegue el lunes- dijo Lucía ondeando su mano mientras le decía adiós.

Cuando llegó a su casa todo le daba vueltas. Acabó abrazada a la taza y con una sonrisa de oreja a oreja. Al día siguiente la cabeza le retumbaba y un eco de resaca le recorría todo el cuerpo dejándole un poso de libertad y felicidad.

 

 

 

 

 

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