Nada por sentado
La vida me enseñó a no dar nada por sentado,
A mirar el diente del caballo regalado
a ver todas las posibilidades
a descomponer lo conquistado.
A no cesar en el empeño
a seguir sacándome los clavos.
A no en entrar en provocaciones
a desandar, a veces, el camino andado.
A mirarme todos días en el espejo
a reconocerme en la pupila de el de al lado.
A recoger la mano tendida
a no tirar piedras en mi tejado,
a contar los huesos que me levantan
a descansar cuando esté agotado.
Y a levantarme cada mañana
como un niño con zapatos recién estrenados.
Gusa. 22/04/18
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