lunes, 25 de enero de 2021

2. La carta

 


“Querida Milagros:

 

Sé que no lo entenderás. Podría poner mil excusas como seguramente esté haciendo al escribir estas líneas.

Todo ha ocurrido porque quisimos los dos. Dimos el paso, te hice la pregunta y a ti se te iluminó el porvenir. Fuimos a hablar con el cura y a poner fecha a esta ilusión compartida.

Se te llenaba la boca al hablar de las flores que iba a haber, de la música que iba a sonar, de cómo te agarraría al hacer el baile nupcial.

Y ahora no puedo. No me quiero juzgar.

Simplemente no puedo hacerlo.

Todas las fantasías que ideamos se truncarán. No volveremos a ir juntos de la mano, no te volveré a acariciar.

Y a pesar de todo eso, no quiero continuar.

Pocas palabras quedan por decir.

Acabo de dilapidar a ese Javier en quien todo el mundo confiaba, la gente adoraba e incluso admiraba.

Querida Milagros, querida, querida..”

Y mientras dejaba la carta caer se quedó mirando el flamante vestido. Estático y preparado para una fiesta sin celebración. Ajeno a la sacudida que acababa de dar el mundo a su alrededor. Indiferente al instante permanecía insolente frente a ella poniéndola a prueba. Retándola a una partida de esas que de antemano se sabe de sobra ganada, presumido, arrogante..


lunes, 11 de enero de 2021

PROYECTO 365

 


Veintiséis relatos cortos quincenales*, un elemento conductor (palabra) que hila cada nuevo relato, el año que acaba de empezar para ponerlo en marcha, comienza “Proyecto 365”:


1. Salvando la frustración

Se miró al espejo y se sintió frustrada como muchos de los días que se levantaba.

Tenía en la garganta ese sabor que cuando se posa únicamente puede dejar la angustia. La angustia añeja y bien curada.

Demasiados años persiguiendo una quimera, pero solamente en su mente, porque los hechos, los hechos son otra cosa, verdad?

Soñando con qué hubiera pasado si hubiese tomado este camino en lugar del otro, si la suerte hubiese estado de su lado.

Pero la situación era la que era y tanto sus arrugas como la desesperanza campaban a sus anchas en su ánimo.

Sin embargo, al observarse de nuevo en el espejo pensó que tal vez la suerte no la había acompañado porque nunca la había elegido.

Con miles de excusas, pretextos y pérdidas de tiempo inútiles la había dejado escapar.

No obstante ese día no, ese día creyó que ya bastaba de escudarse en el ahora tal vez pero, si tuviese más tiempo, si las cosas hubiesen sido de otro modo...

Ese día no.

Y apartándose el pelo de la cara y después de un duelo de esos que sólo puedes tener con tu reflejo, escribió la carta que tantos años había estado memorizada en su cabeza y se dirigió a enviarla.